en la cicuta dulce de tu adiós.
La bendita ignorancia se acicala
en un mundo de trampas para dos.
Me pregunto por qué las despedidas
suelen tener sabores de romance.
Son como desprendernos del alma
buscando sostenernos del balance.
Pecador disoluto de la juerga
que rompió juramentos y promesas.
¿Cómo puedo seguir una advertencia...?
Solo quiero morder tus labios fresas.
Autor: Jorge de Córdoba
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