Palabras son promesas. Así de simple y llano.
El fuego no se aplaca con pizcas de ilusión:
precisa de balance, de crasa precisión
que alimente las fraguas y fuego de vulcano.
Juraste que la fruta sostenida en tu mano
sentía los amores fuertes de la explosión
nacida del espasmo con dulce convulsión:
Resulta que no sientes el amor del verano.
Todo sentir se expande... no existe alternativa.
Si decrece; se pierde, se convierte en un lienzo
alejado del arte, del poeta o pintor.
Si llega una respuesta cálida pero esquiva
nos dice que debemos buscar otro comienzo
tal vez con otra musa, tal vez con otro amor.
Autor: Jorge de Córdoba
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