Un café demasiado belicoso
para las madrugadas; y perfecto
en el mapa de rutas o trayecto
que señala tu panal delicioso.
Las tasas humeantes en la mesa
disipan el cansancio de la noche
en donde desgastamos con derroche
el placer que me quema e interesa.
Un suspiro, calado, más profundo;
delata tu presencia en mi cocina.
Entiendo: Todavía no termina
y se enciende mi sangre en un segundo.
Autor: Jorge de Córdoba
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