Hay una alternativa bien sencilla:
Expulsa de tu mente mi recuerdo.
Jamás me doblaré por la rodilla
ni aceptaré las muestras de un acuerdo.
Es el todo o la nada. No toleres
las cosas incompletas o fugaces.
Vives mis pensamientos más tenaces
en todo lo que sientes y lo que eres.
Entonces no pretendas las migajas
ni prodigues medidas incompletas.
Después que desafías y me retas…
no ocultes lo afilado en las navajas.
Quieres que peleemos, pues ni modo.
Te conozco y conoces mis razones
y el deber predispone darlo todo.
El amor no supera los pendones.
Autor: Jorge de Córdoba
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