El político teme a una cosa
y una cosa tan solo: Trabajar.
Alguna vez soñamos con la rosa
del lecho de Cuauhtémoc. Al pensar...
"Él estaba en tormento". Los burócratas
prefieren ser quemados en las patas
y seguir sus comedias aristócratas
nadando en excremento con las ratas.
¿Que si asuena? ¡Qué asuenen los reclamos!
Les dimos el poder para servir
y no para sentir que son los amos
ahora que la sangre puede hervir.
Jamás les compromete una promesa
y piensan que la espada es un adorno.
Damocles sentirá que no interesa
meter a las personas en el horno.
Autor: Jorge de Córdoba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario