Absorber las miradas
de pavor
al cortar uno a uno
sus pistilos
y escuchar: "No
me mates, por favor"
No fue fácil
mirarlos hacia abajo
con todos los
desprecios y veneno
pululando en sus
balas a destajo...
ahora derrotadas,
sin terreno.
No fue fácil
dejarlos sin cuartel.
Ni tuvimos opción a
nuestro alcance:
Su sangre se
extendió, con un mantel,
cerrando su capítulo
en un trance.
Autor: Jorge de
Córdoba
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