No es fácil olvidar
las cicatrices
que cruzan mis
costados y mi espalda.
Y todavía menos al
sentirlas
en el cráneo al
tiempo que me peino.
Regresan las
antiguas convulsiones:
Manos
ensangrentadas, temblorosas,
que ya no paran
golpes ni flagelos
con las mismas
falanges en fractura.
Los sueños y
recuerdos me despiertan
y tanteo buscando el
verduguillo.
El sudor que resbala
por mi frente
puntualiza que sigo
respirando.
Autor: Jorge de
Córdoba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario