enmudece de luces y personas
que fueron un espectro sin oídos
para las peroratas belladonas.
¿Escuchaste, mi hermano, los discursos
en el púlpito vano del político?
¡Lapidaron los fondos y recursos
dejando nuestro peso ya raquítico!
El gobierno estatal desintegró
la mentira de darnos una mano.
Vemos que el asesino así negó:
"¿Acaso soy guardián de mï hermano?" *
Autor: Jorge de Córdoba
* Génesis 4:9 "... Y él respondió: No sé.
¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?"
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