imprimimos promesas en arena
juntando la cordura al desvarío
con la sangre que escapa por la vena.
Charlamos un idioma inteligible
que no se escucha sino con las manos...
entonces, la agonía fue terrible
por el tiempo y cabellos entrecanos.
El pacto fue: encontrarnos nuevamente
en el cielo, el infierno o donde más.
El amor martilló por nuestra frente
conociendo el camino donde vas...
Autor: Jorge de Córdoba