¿En dónde se quedaron esperanza
y dignidad? Parecen manecillas
en recuerdos de cosas tan sencillas...
tan cotidianas. Siento que me alcanza
la premura de un loco caminante;
de aquellos que se arrastran por aceras
borrachas de recuerdos y quimeras.
De pronto lo comprendo: Soy errante.
El espejo de tantas marquesinas
me declara un deshecho, cual despojo.
Mi cabello, que imita a un abrojo,
se colma de residuos de cantinas.
Autor: Jorge de Córdoba
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