Ciudades de
pecado y vandalismo
se resignan
a verse señaladas.
Proscritas
por temidas y caladas
en foto que
parece un espejismo.
Es la gente,
corrupta o silenciosa,
la que
condena a verse cual prostíbulo.
Las plazas
se parecen a un patíbulo
y espantan
al turismo o a la diosa.
Al consentir
que llegue el narcotráfico
a sus
calles, perdieron su camino...
mancharon
con la sangre, vid y vino
destrozando
su centro demográfico.
Autor: Jorge
de Córdoba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario