en un techo
vacío y desdichado
Es cierto,
si parece demasiado,
mi cabeza se
quiebra, me revienta.
.
Desperté
solitario y ya sediento
con la
espalda dolida por el suelo.
Me olvidé
que seguimos con el duelo,
y dormito en
un piso polvoriento.
.
Nuestra casa
es dolida tempestad
con alguna
sonrisa en la memoria
que se
cambia y repite en nuestra historia:
tú en el
cielo, y yo, loco en soledad.
.
Autor: Jorge
de Córdoba
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