El sonido de tus manos
es la música del alma;
es verte con las palomas
tocar el aire con alas
que llevan rubros e ideas,
empeños y muchas ganas.
El sonido del silencio
inunda todas las plazas
es en el cielo un dibujo
con capítulos y zagas.
Las palabras son personas
y la persona es palabra.
Aprendemos cada día
de los mares y resacas,
por los hombres y mujeres
de las épocas pasadas
que sembraron una idea:
Ser la luz en la fogata.
Autor: Jorge de Córdoba
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