Nada es transparente, oscuro, impalpable o tangible.
No existe el presente
y en la frontera del muro, la lealtad es inimaginable
con su verdad indecible.
El ahora... el ayer... el mañana no existe.
Un alma que se desflora
en un instante al caer
porque el segundero no lo resiste.
La pregunta nunca se hizo, la respuesta no fue precisa.
El cuchillo por la punta
en el sable quebradizo
fue como sangre depuesta
a la excusa concisa.
Entonces un suicida se arrepiente demasiado tarde...
No tiene salida:
con él, muere la simiente,
por ser un valiente llamado cobarde.
Autor: Jorge de Córdoba
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