La inspiración se refleja en los mares
embravecidos por olas de juego
que se alimentan en gritos de fuego
y multiplican la luz de azahares.
Se confabula y decrece en segundos
enarbolando banderas al viento.
La inspiración nos azora el aliento
y nos inflama con soles de mundos.
Si pretendemos meterla en cintura,
develará sus maneras salvajes.
La poesía reprueba linajes
y se alimenta de causa o locura.
Jorge de Córdoba
Dactílico (4,7,10)
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