Una vez que se rompe la confianza
es preciso afrontar su involución:
Como puente gastado por fricción
no se puede forjar en una alianza.
Cuando se muestra el todo, se vulnera.
Es tener la pechera al descubierto,
es dejar que, del agua del desierto,
quede el aroma dulce de madera.
Tus manos sostuvieron mi verdad
y la lanzaste al suelo del descuido.
Ahora las palabras... son un ruido
repetido por toda la ciudad.
Las grietas que se abrieron no se curan
ni precisan perdones o placebos.
Ya no somos siquiera dos mancebos...
acaso, dos caminos, que se apuran.
Autor: Jorge de Córdoba
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