pues de hacerlo
tendría que tumbar
las gotas prohibidas
del hogar
y regresar, vencido,
para amarle.
Si me fuese posible
sustraer
sus aromas del
centro de mi pecho...
sabría que me
siento tan deshecho
soñando su rocío
de mujer
Por eso: Te prohíbo
corazón
pensar en ella.
Siente que el latido
me revive y me mata,
confundido,
fracturando mi vida
y su sazón.
Autor: Jorge de
Córdoba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario