escondido en algún factor extraño
y remitido a celdas de incongruencia.
El salto de la rana
llega después de hacerse tanto daño...
que carga su pecado y penitencia.
¿Hasta cuándo seguimos
a los falsos profetas de un sistema
que desangran al pueblo por placer?
Entiendan que nos dimos
de bruces con la gente que no rema
la canoa y no sabe ni que hacer.
Somos como batracios
cocinados con llamas desgastantes...
¡Y nosotros les dimos el derecho!
¡No quedan más espacios!
Cargamos un gobierno de elefantes
que clavan su puñal en nuestro pecho.
Autor: Jorge de Córdoba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario