y reclamos a dioses mitológicos
por las burlas, silencios y desdeños
de mis diablos, ahora, teológicos.
Le reclamo al verdor del paraíso
que cambió sus colores por el ocre.
El mundo ha desertado, como quiso,
siendo un espectador, vano y mediocre.
El silencio es distancia que flagela
al corazón sangrante de caricias.
El mismo sentimiento se congela
tropezando en sus llantos y codicias.
Autor: Jorge de Córdoba
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