Me lleva la llorona
a donde los demonios
firmaron testimonios
de un mundo que se encona.
Un vil demonio anónimo
se pasea en mi casa
con su mirada rasa
buscando a un Gerónimo.
Plañidos y cadenas
se escuchan donde sea.
El viento me marea
la sangre de las venas.
Me mofé de su risa
y su negra intención.
Ya no hay comparación
y nunca tuve prisa.
Autor: Jorge de Córdoba
Heptasílabos, Imagen de Edipo
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