Escucho los destellos del vacío
imperante en los campos de cemento.
La ciudad con su ruido de lamento
repite su cantar y desvarío:
¡Somos esclavos y somos olvido!
La Musa, sumergida en el absenta
se pierde y convulsiona su tragedia.
Consiente que la muerte ya la asedia
comulga en el dolor que le atormenta.
¡Sentimos el dolor en muerte lenta!
Su grito es un pregón desconsolado
que rasga sus entrañas a tirones.
Ha perdido los ritmos y los sones
anhelando los tiempos que han pasado.
¡El versar es un canto que ha callado!
Autor: Jorge de Córdoba
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