Irónico es que cierre este capítulo
de versares versados en el hoy.
Este nuevo camino en donde voy
precisa renacer con nuevo título:
Se devela un destino señalado
y El Señalado bebe de mi plasma.
Así, ya convertido en un fantasma,
me transforma el demonio, un ser alado.
La consigna es tan simple que lastima:
Describir la verdad de un poseído.
Traigo a vuestro regazo lo leído
en un libro de prosa que no rima.
El verso sustraído en testimonio
es la respuesta dada por el clero
a la pregunta puesta desde cero
hasta la plenitud: fin de un demonio.
Autor: Jorge de Córdoba