El morir peleando, para el pobre,
es lo correcto. Siempre que no cueste
demasiado al tesoro en plata y cobre...
¡A la fosa! evitando que se apeste.
No coincido contigo, buen Melquiades.
Pues nuestra historia, en México,
está plagada, en mil barbaridades
sea cual sea nuestro santo léxico.
Las leyendas se hicieron con un fin:
Contener, sacudir o motivar.
A nadie le importó del aserrín
el destino o la leña por quemar.
Autor: Jorge de Córdoba
Para el pugilista de la palabra:
El buen Melquiades de San Juan
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