El azufre, el mercurio... con su manto
de sal, son la amalgama bendecida.
Fresca, en el atanor preconcebida,
irradia sus temblores en un canto.
Si fueron decantados en mesura
escaparán del óxido cobarde.
Importa que la espada sin alarde
se humedezca en la roca con cesura.
La crisopeya tiene sus bemoles
basados en paciencia del tenaz;
que al descubrir los modos del matraz
debela el atanor en sus tremoles.
Autor: Jorge de Córdoba
Fuego(azufre), Espíritu(Mercurio), Maestría(Sal) de la Alquimia. El alquimista dice que para desarrollar los valores del ser y utilizar sabiamente nuestra energía creadora, debemos agregar la simiente de nuestras glándulas sexuales... Todo es y está en nosotros. Un abrazo, poeta.
ResponderBorrarComo es arriba, es abajo.
BorrarPrecisamente cuando el alquimista ha develado la sustancia de cada elemento... cuando descifra el conocimiento de los mazos para seguir la senda trazada por Fulcanelli, encuentra la manera de crear. Cierto es que todo está en la formula que siguen los hijos de los hombres. Un abrazote Sibila.
Letras para reflexionar donde la sabiduría se denota en cada verso. Como siempre te felicito porque cualquier pensamiento es fuente de inspiración para tu genial pluma. Besos y un abrazo para ti
ResponderBorrarUn pensamiento que se cimenta en la simiente del latido mismo... en la "piedra desechada por el constructor". Gracias por siempre estar, Tere. Un abrazote.
Borrar