Cierto: soy un idiota;
un salvaje demente
sediento por cobrar
la sangre que vertieron.
Mi hijo jamás pecó
ni causó daño a nadie.
Su falta fue existir
en un mundo cobarde.
El galeno y mujer
quienes lo desmembraron
hoy no tienen ni tumba
ni siquiera memoria.
La vendetta cobrada
apacigua una parte.
Sin embargo, su sangre
no devuelve la paz.
Si es que existe un infierno
ahí sabré encontrarles
y de nuevo cobrar
el dolor que causaron.
Cierto, se disculparon;
que de nada sirvió.
Entonces, soy un loco,
que reclama por dos.
Autor: Jorge de Córdoba