Perdona que repita: Ya te extraño.
Al respetar silencios y mohines
hacemos, con la ausencia, mucho daño.
El camino no espera que camines.
Puedo gritar, al viento si es preciso,
¡Qué se combinen mares y desiertos!
¡Qué se estrellen los cielos contra el piso!
No me sirven los ojos nunca abiertos.
Escribir en la arena es un delito
cuando nos apostamos la existencia.
Nuestra inmortalidad es solo un mito
que se rompe en la roca sin clemencia.
Autor: Jorge de Córdoba
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