Y de repente el mundo era por ellos...
y desde ellos brillaron las estrellas.
Fue cual quitarse un yugo de los hombros
y palpar el perfume del aurora.
Y se abrieron las venas al unísono
deshojando sus penas en historias…
se comieron los días y las horas
hermanando sus vidas sin saberlo.
De repente vivir era un motivo
y las sombras se hicieron un recuerdo,
sus labios canturrearon el sonido
que emite un corazón enamorado.