La poesía tiene parangón
con caricias del viento intempestivo;
con la fuerza perfecta de un cañón...
con un momento loco y creativo.
La poesía es libre de eslabones
a la vez prisionera de su gusto.
Se amolda o se liberta de los sones
pues toca el alma en forma y tiempo justo.
La poesía rompe el argumento
que pretenda manchar la partitura;
a la vez que reclama el juramento
de quien toca sus labios y cintura.
La poesía cura
la demencia y congruencia de raíz...
es respuesta de todo ser feliz.
Autor: Jorge de Córdoba
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