Si dejamos salir lo que nos resta
de la sangre, será por nuestra gente.
No con un ideal inteligente
sino con la bravura de una gesta.
La sangre que resbala por la testa
es nuestro testimonio irreverente:
No podrán enfocar sin una lente
la fuerza poderosa ya dispuesta.
Fastidiaron, por siglos, la paciencia:
Se sirvieron de esclavos con salario
y es hora de pagar los saldos rojos.
Se termina del todo la licencia
que cobraban al pueblo y al erario:
pagaran con sus vidas o rastrojos.
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