En mi reflejo encuentro llamaradas.
Ojos ennegrecidos y afilados
dientes. Las repulsivas mascaradas
me flagelan el alma y los costados.
Y, de pronto, el sonido de mi nombre
sacude los espacios y convoca
reacciones de animal en el hombre
como el agua rompiéndose en la roca.
¡Me reconozco! Soy la alternativa.
El desenlace cruento e infalible
que redime su sangre, ahora viva
arrancando del pecho un viejo sable.
Autor: Jorge de Córdoba