como el sol; tan intenso como el cielo…
que enloquezco por todo en un segundo
intenso y congelado bajo el hielo.
Los pactos sucumbieron y sus ojos
se apagaron dejándome una herida
de egoísmo, retazos y despojos.
No le encuentro un sentido a esta vida.
Si la rabia es mi premio y el dolor
la constante… que truenen con sus mitos
y se opaquen los brillos del color.
Desde ahora me alejo de sus ritos;
me alejo del amor.
Su mano contenía mi demencia
y sin ella, no tengo paz alguna.
Esta vida es infierno y penitencia…
es demencia infeliz, Fuenteovejuna.
Jorge de Córdoba